Propiedades de la ciruela
Propiedades nutritivas
PROPIEDADES NUTRITIVAS
El principal componente de las ciruelas es el agua, seguido de los hidratos de carbono, entre los que destaca la presencia de sorbitol, de leve acción laxante. El aporte de vitaminas no es relevante, aunque destaca su contenido moderado en provitamina A (más abundante en las de color oscuro) y vitamina E (interviene en la estabilidad de las células sanguíneas y en la fertilidad), ambas de acción antioxidante. La provitamina o beta caroteno se transforma en vitamina A en nuestro organismo conforme éste lo necesita. La vitamina A es esencial para la visión, el buen estado de la piel, el cabello, las mucosas, los huesos y para el buen funcionamiento del sistema inmunológico. En lo que se refiere a su contenido de minerales, son ricas en potasio. El potasio, es un mineral necesario para la transmisión y generación del impulso nervioso y para la actividad muscular normal, interviene en el equilibrio de agua dentro y fuera de la célula. Se caracterizan por poseer antocianos (pigmentos de acción antioxidante y antiséptica) y ácido málico. Este ácido orgánico forma parte del pigmento vegetal que proporciona sabor a la fruta. Así mismo, su abundancia de fibra y otros componentes laxantes (sorbitol y derivados de la hifroxifenilxantina), mejora el tránsito intestinal.
Composición por 100 gramos de porción comestible | |
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Calorías | 45 |
Hidratos de carbono (g) | 11 |
Fibra (g) | 2,1 |
Potasio (mg) | 190 |
Magnesio (mg) | 8 |
Calcio (mg) | 14 |
Vitamina C (mg) | 3 |
Provitamina A (mcg) | 21 |
Vitamina E (mg) | 0,7 |
mcg = microgramos |
Propiedades para la salud
La ciruela es muy rica en antocianos que le proporcionan su color característico (sobre todo apreciable en las variedades de tonos rojos y morados). Desde el punto de vista de la salud, los antocianos tienen acción antioxidante y antiséptica; para combatir procesos infecciosos. Los antioxidantes bloquean el efecto dañino de los denominados «radicales libres».
La respiración en presencia de oxígeno es esencial en la vida celular de nuestro organismo, pero como consecuencia de la misma se producen unas moléculas, los radicales libres, que ocasionan a lo largo de la vida efectos negativos para la salud a través de su capacidad de alterar el ADN (los genes), las proteínas y los lípidos o grasas ( «oxidación» ). En nuestro cuerpo existen células que se renuevan continuamente (de la piel, del intestino…) y otras que no (células del hígado…). Con los años, los radicales libres aumentan el riesgo de que se produzcan alteraciones genéticas sobre las primeras, favoreciendo el desarrollo de cáncer o bien, reducen la funcionalidad de las segundas, lo que es característico del proceso de envejecimiento. Existen determinadas situaciones que aumentan la producción de radicales libres, entre ellos: el ejercicio físico intenso, la contaminación ambiental, el tabaquismo, las infecciones, situaciones de estrés, dietas ricas en grasas y la sobre exposición a las radiaciones solares. La relación entre antioxidantes y enfermedades cardiovasculares, es hoy una afirmación bien sustentada. Se sabe que es la modificación del llamado «mal colesterol» (LDL-c), la que desempeña un papel fundamental tanto en la iniciación como en el desarrollo de la aterosclerosis (enfermedad que consiste en un engrosamiento y dureza anormal de las cubiertas internas de los vasos sanguíneos, debido a un depósito de material graso y células, que impide o dificulta el paso de la sangre). Los antioxidantes pueden bloquear los radicales libres que modifican el llamado mal colesterol, contribuyendo a reducir el riesgo cardiovascular y cerebrovascular. Por otro lado, los bajos niveles de antioxidantes constituyen un factor de riesgo para ciertos tipos de cáncer y de enfermedades degenerativas.
Lo que en realidad destaca de las ciruelas es su acción laxante, debido al contenido de fibra, de sorbitol (un tipo de azúcar) y de derivados de la hifroxifenilxantina, sustancias que estimulan la actividad de los músculos del colon. Esto explica su uso tradicional como laxante en caso de estreñimiento. Un desayuno ideal para combatir el estreñimiento y proteger la mucosa del intestino, debe contener ciruelas frescas, secas, en compota o en forma de deliciosa mermelada.
Efecto laxante
Las ciruelas constituyen un laxante ideal para todas las personas, especialmente para los niños, los ancianos y las mujeres embarazadas, que con frecuencia presentan estreñimiento. El uso continuado de las ciruelas frescas en verano y desecadas o en forma de mermelada el resto del año, contribuye a vencer el intestino perezoso y a reeducar la función intestinal. La fibra soluble de las ciruelas, además de mejorar el tránsito intestinal, tiene la capacidad de retener agua, por lo que se hincha en el estómago formando un gel, lo que reduce la velocidad de vaciamiento gástrico y la velocidad de absorción de los hidratos de carbono. Esto las convierte en frutas útiles en regímenes de adelgazamiento, ya que su consumo produce sensación de saciedad, aunque consumidas con mesura, por su abundancia de hidratos de carbono, lo que también han de tener en cuenta las personas que tienen diabetes. Además, la fibra soluble forma un gel viscoso que fija la grasa y el colesterol, con lo que disminuye la absorción de dichas sustancias. Esto es positivo en caso de hipercolesterolemia.
Por su abundancia de potasio, el consumo de ciruelas se ha de hacer con moderación en caso de insuficiencia renal, en la que el aporte de dicho mineral esté restringido. Sin embargo, por su alto contenido en agua, potasio y ácido málico (alcaliniza la orina), posee un efecto diurético beneficioso en caso de hiperuricemia o gota y litiasis o cálculos renales (facilitan la eliminación de ácido úrico y sus sales), hipertensión arterial u otras enfermedades asociadas a retención de líquidos. También conviene su consumo cuando se emplean diuréticos que eliminan dicho mineral, y en caso de bulimia debido a los episodios de vómitos autoinducidos que originan grandes pérdidas.
El ácido oxálico que contienen las ciruelas moradas puede formar sales con ciertos minerales como el calcio y formar oxalato cálcico, por lo que su consumo se ha de tener en cuenta si se padecen este tipo de cálculos renales, ya que se podría agravar la situación.
Origen y variedades
- Las amarillas son frutas de sabor ácido y abundante jugo.
- Las rojas son jugosas y con un sabor más dulce que las amarillas.
- Las negras tienen la piel azulada o negruzca y son las más adecuadas para cocer.
- Las de piel verde se denominan Claudia y se caracterizan por su dulzor.
Entre las variedades más conocidas en nuestro país se encuentran:
- Golden Japan: de piel amarilla clara pajizo, brillante, gruesa, resistente y de pulpa muy jugosa y extremadamente dulce. Suele aparecer en el mercado español a partir de la segunda quincena del mes de junio.
- Santa Rosa: originaria de la ciruela silvestre asiática, son frutos de tamaño grande, redondeado y acorazonado. Su piel es de un color rojo intenso y su carne, amarillo ámbar, muy jugosa, dulce y perfumada. Su recolección se realiza a mediados de julio, aunque es una variedad en claro retroceso en el mercado de nuestro país debido a que es muy delicada y se estropea con facilidad.
- Claudia Reina Verde: se distingue de todas las demás por ser la variedad más dulce y exquisita. El color de su piel es verde oscuro y la pulpa verde pálido muy jugosa y refrescante. Es excelente como fruta de mesa o para la elaboración de compotas, conservas y mermeladas. Su recolección se realiza en julio y agosto.
- Reina Claudia de Oullins: denominada así en Francia en honor a la esposa de Francisco I, es un fruto verde claro y dorado, de carne pálida y muy jugosa. Es una de las variedades más extendidas que se cultiva sobre todo en Zaragoza.
- Arandana: son frutos de tamaño medio y color de piel granate oscuro, y la pulpa, aunque es carnosa, no destaca por su dulzor. Es tardía en cuanto a su aparición en el mercado.
- Laetitia y Larry Ann: son ciruelas moradas, muy grandes (55 milímetros), consistentes, turgentes en cuanto a su textura, que casi permite degustarlas con cuchillo y tenedor. Se suelen importar de otros países y ocupan un espacio en el tiempo que no hay producción nacional.
- Metley: estas ciruelas se conocen comercialmente con el nombre de ciruela «fresa» por su piel de color morado, su pulpa jugosa de color rosáceo intenso y sabor muy dulce similar al de la fresa.
- Red beauty: es la variedad más temprana en aparecer en el mercado español. Tiene la piel de color vinoso, pulpa de color amarillo, carnosa y jugosa con un sabor bastante insípido, ligeramente acidulado. –
Cómo elegirlas y conservarlas
Al comprar ciruelas hay que asegurarse de que sean firmes, no estén estropeadas y estén cubiertas de un ligero polvillo mate. Si se cogen directamente del árbol, se sabe que están maduras cuando sacudiendo ligeramente el árbol cae algún fruto. La ciruela, una vez ha alcanzado su punto de sazón, no dura más de dos o tres días. Si se compran verdes, conviene dejarlas a temperatura ambiente para que maduren. Una vez en el hogar deben guardarse en el frigorífico durante pocos días. Antes de consumir las ciruelas, conviene lavarlas con cuidado ya que normalmente se consumen con piel.